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[Las chicas de la Ci-Fi] Anne Francis, ingenuo erotismo en un planeta prohibido y freudiano

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Parece ser que el fallecimiento de Anne Francis el pasado 2 de enero de 2011, pasó bastante desapercibido. Por lo menos yo no me enteré. También es cierto que en esas fechas no estaba yo para mirar mucho la prensa, ni las noticias que aparecen por internet. En cualquier caso, tampoco se puede considerar una de las grandes actrices de la gran pantalla. De hecho, a partir de finales de los 50 y sobretodo en los años 60, básicamente fue una actriz televisiva.

Pero en 1956 participó en una de las películas de ciencia ficción que marcaron el cine de este género en la época, convirtiéndose hasta cierto punto en una película de culto, sea lo que sea ser una película de culto.

¿Quien dijo que las minifaldas se inventaron en los 60? En la imagen promocional vemos unos de los vestidos más largos que llevó la bella Altaira (Anne Frnacis) durante el rodaje de 'Planeta prohibido'.

La película es una muy libre adaptación, o está basada, como prefiráis, de La tempestad de Shakespeare. Pero en este caso, el náufrago y su hija son sustituidos por el científico único superviviente de una expedición al lejano planeta Altair IV, y su bella, rubia e ingenua hija, Altaira.

Cuando una nave espacial de la Tierra llega al planeta para descubrir qué paso con aquella expedición, pronto descubrirán que algo anómelo se esconde en aquel planeta, donde no son muy bien recibidos, y en el que se encuentran restos de una antigua civilización ya extinguida, y su tecnología todavía en uso.

El doctor y su hija, esta en brazos del valiente comandante, asisten a una de las manifestaciones del monstruo que atemoriza a quienes se posan sobre Altair IV.

Acorde con las modas de la época de producción, la magia presente en la obra de Shakespeare, es sustituida por una reflexión de los conceptos freudianos, especialmente el ello concebido como la bestia interior que todos llevamos dentro y cuyos instintos se encuentran sublimados por los estratos superiores al subconsciente, que lo dominan. Salvo cuando no lo dominan y el monstruo sale al exterior.

La presencia de la bella Altaira trastocará los planes del viejo científico, al enamorarse del apuesto comandantede la nave espacial terrestre. A pesar de su ingenuidad y su inociencia, habiéndose criado en un entorno libre de los estímulos que influyen en la sexualidad de las jóvenes, no podrá evitar dejar que su propia naturaleza femenina se vea atraida por la posición del liderazgo del comandante.

A pesar de lo soso que es el comandante de la nave, un Leslie Nielssen todavía muy lejano de la comedia paródica que le daría fama en un futuro, la rubísima Altaira cae derretida de amor en sus fuertes brazos.

La película, en otro orden de cosas, también llevo fama por dos cosas. Una de ellas es un protagonista no humano, Robbie, uno de los primeros robots con un papel trascendente que aparecieron en el cine de ciencia ficción, y que atrajo a no pocos espectadores a las salas. A pesar de que hoy nos parece un poco como un muñeco michelín con chirimbolos raros. La otra es que la banda sonora está basada en música puramente electrónica que,… la verdad,… suena bastante chirriante, con sus pitidos y esas cosas.

En una imagen promocional del filme vemos a los dos personajes favoritos del personal; la guapa Altaira y el robot Robbie.

En cualquier caso, una película destacable en la historia del cine, y que nos permite añadir otra actriz a nuestra lista de «chicas de la Ci-Fi». Para finalizar, un ejemplo de los «pícaros» diálogos de la guapa actriz con el comandante:

Altaira: [swiming in a pool] Come on in.
Commander John J. Adams: I didn’t bring my bathing suit. 
Altaira: What’s a bathing suit? 
Commander John J. Adams: [quickly turning his back] Oh, murder!

O en una traducción más o menos libre pero fiable:

Altaira: [nadando en una piscina] Ven, métete.
Comandante John J. Adams: No he traído mi traje de baño. 
Altaira: ¿Qué es un traje de baño? 
Comandante John J. Adams: [volviéndose rápidamente] ¡Oh, diablos!

Altaira, un poco decepcionada, sale del baño ante la reticencia del comandante a darse una chapuzón con ella... por (o a pesar de) la ausencia de trajes de baño.